
Por debajo del cielo, y jerárquicamente en un segundo plano, se situaba Enlil, la Tierra y su atmósfera, por lo tanto, de la tormenta, de la violencia descontrolada que rasga la noche con su rayo, que ensordece con su trueno y que con sus vientos huracanados arrasa cuanto halla a su paso; en Egipto se lo denominó Shu.
El tercero en importancia era Enki, el agua dulce que fertiliza la tierra. En Egipto es Geb.

En ambos casos los señores del conocimiento guiaron al pueblo.

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